Otra promesa de eterna juventud

El sueño de obtener fármacos que alarguen la vida está hoy un poco más lejos. Las propiedades antienvejecimiento de unas proteínas muy prometedoras, las sirtuinas, han sido descartadas por dos estudios que publica 'Nature' en su última edición.En los últimos años, diversos trabajos de investigación mostraron los sorprendentes efectos de las sirtuinas. De hecho, se llegó a concluir que altos niveles de sirtuinas extendían la existencia del nematodo hasta un 50%.La euforia científica, comercial y mediática se desató, se empezó a hablar del 'gen de la longevidad' y se inició la comercialización de cremas antiedad con resveratrol, una sustancia presente en el vino tinto que, supuestamente, activaba la producción de sirtuinas.Los dos nuevos estudios, sobre todo el liderado por David Gems, del University College de Londres (Reino Unido), descartan casi definitivamente esas propiedades.Así que me pregunto, por qué nos centramos en estar siempre jóvenes, no será mejor disfrutar la vida y sentirse bien con el aspecto que tenemos, y existirá realmente "la eterna juventud"

A día de hoy es imposble detener el paso del tiempo, pero si llevas unos hábitos de vida saludables además de una dieta equilibrada puedes conseguir ralentizar los efectos negativos de los radicales libres, evitando de esta manera la degeneración y el envejecimiento celular.

¿Qué son los radicales libres?

Los radicales libres son moléculas que nuestro organismo produce y que en ciertas cantidades, y bajo el control de los antioxidantes, permite defendernos de los ataques de virus y bacterias protegiendo nuestra salud. Sin embargo, debido a diferentes razones,(la exposición al humo, contaminación ambiental, el estrés, algunos medicamentos, exceso de grasas saturadas…) pueden generar una cantidad mayor de radicales libres que atacan al resto de células dañándolas y convirtiéndolas a su vez en radicales libres, produciéndose así una reacción en cadena.Un radical libre puede afectar a cualquier tejido. Además de a las células también puede influir en el ADN. Surge entonces la posibilidad de que aparezcan errores genéticos cuando la célula se reproduce, incrementándose el riesgo de cáncer.