CAPÍTULO 109 - NO AMAR O NO SABER AMAR

Cada persona tiene su propio modo de pensar para interpretar el mundo que le rodea y tratar de manejarse en él, del mejor modo posible. Generalmente, todos buscamos sentirnos bien con nosotros mismos y los demás y lograr las metas y objetivos que nos proponemos en nuestras vidas.

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Francisco de Sales
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CAPÍTULO 109 - NO AMAR O NO SABER AMAR

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CAPÍTULO 109 - NO AMAR O NO SABER AMAR
-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-


Este es el capítulo 109 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER


Si estamos de acuerdo en que el amor es imprescindible en la relación de pareja, ya que la pareja se ha formado por motivos sentimentales, no amar sería una contradicción inexplicable.

No amar al otro es un claro indicativo de que la relación amatoria con esa persona no está siendo adecuada.

Para saber cómo son de auténticos los sentimientos hacia el otro sólo es necesario hacerse una pregunta y responderse con honestidad: ¿le amo?, no vale decir “le quiero” –porque también se le quiere al perro, al equipo de fútbol, y hasta al último vestido comprado.

La pregunta es: ¿le amo?, y si brota un “sí” inmediato y espontáneo, acompañado de una sonrisa externa y otra interna, entonces va bien la relación y la respuesta es creíble.

Si se le quiere –que bien entendido, y aceptado por ambos, puede ser un excelente sustito del amor-, y con esto se tiene suficiente, está bien.

Si la respuesta es “no lo sé…”, algo va mal.

Si es “me siento a gusto...”, tampoco va bien.

Si se parece a “es una buena persona…” se está eludiendo decir “no”.

Si la respuesta es un “no” rotundo no hay que darle más vueltas. Está claro.

No amar es no respetar o no cumplir el principio básico de la relación, y si no se consigue amar al otro conviene preguntarse qué ha pasado; investigar desde cuándo pasa eso y por qué; si es algo pasajero o es algo definitivo; si se tiene intención de resolverlo o ya no queda ni una sola semilla de amor que pueda volver a germinar… y conviene encontrar respuestas sinceras -muy sinceras, porque otras no valen- a todas estas cuestiones. Estas y todas las que se le ocurran a cada uno relacionadas con el asunto.

El siguiente paso honrado sería hablar con el otro y afrontar juntos la situación. Esto hay que hacerlo muy bien, con cariño y con delicadeza, porque siempre cuesta trabajo recibir una noticia así y es duro tratar el desamor. Sin duda el otro se alterará inmediatamente, posiblemente reaccione mal y de un modo descontrolado, y hará mil preguntas –la primera, que si hay otra persona- o se encerrará en un mutismo del que no querrá salir.

Es necesario tener un momento y un lugar en el que se pueda tratar este asunto con tranquilidad, y que recuerden ambos antes de comenzar la norma de respetarse.

Puede ser bueno decirle que no hay una decisión definitiva tomada –o sí, si ya es irrevocable-, que lo único que se desea es compartir su estado interior y sólo se le pide, de momento, respeto y comprensión. Que se le agradece que no agobie, que no trate de influenciar, que no cambie en nada ni haga algo fuera de lo ordinario hasta que uno mismo se haya aclarado.

En cambio, si el dilema es que no se sabe amar -aunque amar es innato en el caso de la mujer-, sería interesante distinguir si es que realmente no se sabe amar o lo que no se sabe es mostrar y demostrar el amor.

Si uno se ha criado en un hogar o en un ambiente donde no se hablaba con naturalidad y a menudo del amor, y no se relacionaban entre ellos con besos y abrazos, y si además estuvieron siempre ausentes las caricias y los gestos que lo expresan, o si sus padres jamás se dieron un beso en su presencia, ni jugueteaban, ni se cogían de las manos al pasear, es muy posible que lo que esté pasando es que uno esté desentrenado en la expresión, pero nada más.

Habrá que hacer un pequeño esfuerzo de aprendizaje para manifestar los sentimientos que se reprimen, y tendrá que darse un pequeño empujón para hacerle al otro lo que le apetezca hacerle o para pedir que le haga lo que se desea, y habrá que obligarse un poco a pronunciar palabras enamoradas, a añadirle picardía amorosa a sus miradas, a soltar los nudos que reprimen…

Saber amar es tan sencillo como no obstruir la expresión natural de los sentimientos del corazón.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- Para las personas que no se manejan con soltura en la manifestación efusiva de los sentimientos: la tarea de hacerlo es ineludible.
- Cuando se ama, manifestar lo que se siente no debiera ser complicado.
- Amar y demostrar el amor es algo de una belleza estremecedora. No se me ocurre otra cosa mejor que amar y vivirlo demostrándolo.
- Para quien tenga dificultades, que se “obligue” un poco al principio hasta que se reencuentre con su naturalidad.


Francisco de Sales
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